Ir al contenido principal

Cuando lloras a tus muertos, lloras por ti y no por ellos. ¡Tienes que leer esto!

 Cuando un ser querido muere, es normal que el dolor se anide en nuestro corazón, que sintamos que nuestra vida no será igual y que difícilmente podremos seguir adelante. Todo eso es parte del proceso natural de aceptación en esta nueva etapa de la vida, pero cuando todo aquello nos impide continuar con nuestras actividades cotidianas, se enciende una alarma que no debemos ignorar. 

La vida sigue, tenemos a un lado a aquellas personas que dependen de nosotros y las que nos inspiran a salir adelante. Sin embargo para entender la naturaleza de una pérdida es necesario comprender que cuando sufrimos y lloramos por aquellos que se han ido, lo que realmente hacemos es llorarnos a nosotros mismos por el cambio que habrá en nuestra vida sin ese ser especial. 



No se trata de una cuestión de egoísmo, pero definitivamente forma parte de nuestra naturaleza y apego el sentirnos abandonados por aquel ser que ha pasado a formar parte de los recuerdos y que físicamente ya no estará con nosotros, pues la mente herida se resiste a la idea de no volver a recibir los abrazos, el amor, los consejos y la reconfortante compañía de la madre, del padre, la pareja o de los verdaderos amigos que se han ido. 

En estos cuatro puntos resumimos a detalle la razón por las que nos cuesta vivir este proceso de duelo:

1. Vemos nuestra propia mortalidad


El ver a alguien partir nos recuerda que con el paso del tiempo, nuestro momento también llegará, quizá sea la incertidumbre lo que más pesa, el saber que la muerte no siempre llega bajo nuestros términos, sino que es caprichosa y así como puede dejarnos disfrutar muchos años, puede cambiar de parecer y arrastrarnos en cualquier momento. 

Ver a todos los vivos sentirse desamparados y frágiles ante lo inevitable nos hace pequeños; es natural sentir eso, pero hay que evitar engancharse a esa idea, ya que parte de la belleza de este mundo se encuentra en que nada es eterno, en que debemos tener esa pasión por vivir. Aceptar esa fragilidad, esa falta de control sobre el futuro nos ayuda a crecer y disfrutar el presente. 

2. La pérdida como castigo 


Nosotros lloramos por lo que hemos perdido, porque caemos presas del miedo y la incertidumbre ante lo que ya no estará, sabemos que la vida estará llena de pérdidas, la idea de sentir ese dolor una y otra vez resulta aterradora. En algún momento del duelo, comenzamos a pensar en lo que pudimos haber hecho para que esa persona siguiera con nosotros, porque la mente se niega a la idea de la ausencia, incluso llegando a pensar como propia la responsabilidad de la muerte del ser amado. 

Es una fase que debe ser pasajera, no es saludable quedarnos con esta idea, ya que la muerte es el desenlace de todo ser vivo, no solamente de los humanos, así como el nacimiento está lleno de esperanza y un nuevo comienzo, la muerte ofrece exactamente lo mismo, una oportunidad de descansar y estar nuevamente en comunión con el creador y la naturaleza. 

3. Sentimientos de culpa 


No vale la pena responsabilizarnos o sentirnos culpables sobre la pérdida o la falta de tiempo que no nos dejó llegar antes de tener que decir adiós para siempre, el enfocarnos en las emociones negativas es un camino mucho más doloroso, hay que saber perdonarnos. 

Recuerda que perder alguien es inevitable, pero aprende de ello, toma esa experiencia llena de tristeza y transfórmala en algo positivo, cambia esa conducta que te hace sentir culpable estando presente para quienes aún siguen con vida: dedícale tiempo a tu familia y mantén el compromiso de que nada será más importante que estar presente en los buenos y malos momentos de tus seres queridos. 

4. La diferencia entre amar y necesitar


Algunas de las frases que más escuchamos en un funeral o en un velorio suelen ser:  “No podré vivir sin su presencia”, “Jamás olvidaré este dolor”, “No creo que pueda seguir adelante”, seguro las recuerdas, pero te tenemos noticias:  hay que olvidar todos esos sentimientos negativos, ese pesar llega a nosotros al confundir el amor con la necesidad.

Recuerda que el amor es un sentimiento que permanece dentro de nosotros, junto con el recuerdo y los buenos momentos con esa persona que se ha ido. No se necesita a nadie para vivir, pues aunque hoy duele profundamente la muerte, cuando el duelo nos traiga la calma y la aceptación, sabremos que este reto forma parte de la vida. 

Esperamos que estas palabras te ayuden a que tu alma pueda descansar del dolor. Es verdad que la vida sigue, pero por tu bien y la memoria de quien se ha ido, lo mejor que puedes hacer es disfrutar la vida que tienes por delante, hacer un homenaje a ese ser que ha partido con tus propias experiencias y nuevas vivencias. Sabemos que no quisiera verte así y mientras le sigas recordando, siempre estará contigo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

7 cosas de una mujer que enamoran a un hombre. No buscan a la más bonita, buscan a

Responder al siguiente cuestionamiento es tan antiguo como el dilema de qué fue primero, el huevo o la gallina. La sexualidad es muy compleja, y nos referimos a qué es lo que hace que instintivamente un hombre busque a una mujer. Los científicos aseguran que lo pueden reducir a una “evaluación de la aptitud reproductiva” . O sea que buscan la fertilidad. No hay un prototipo de una mujer que pueda tener hijos, es decir, altas, bajitas, gordas o flacas, pero existen ciertas características que biológicamente hacen creer lo anterior al hombre. ¿Tienes idea de cuáles son?   7. Dientes Hay muchos “memes” de que los hombres se fijan en la sonrisa, y no es una mentira en su totalidad. Los científicos mencionan que una mujer sonriente, con buena dentadura, es flexible en su personalidad y despierta en los hombres interés hacia ella - puede ser amoroso o no - sin embargo buscarán conocerla a profundidad. Quizá no lo expresen, pero llegan a imaginar cómo sería

Twerk by Nastya Nass

Estos son los signos zodiacales más infieles. Mira cuál te hará sufrir toda la vida

Es sorprendente lo mucho que los astros pueden decir de nosotros y de nuestros comportamientos. Mucha veces, el signo zodiacal de una persona determina ciertos rasgos en su personalidad que no puede controlar a menos que se esfuerce por muchos años. Uno de estos rasgos es el instinto sexual y la infidelidad.  Según las expertas, existen algunos signos zodiacales más propensos a ser infieles, pues su naturaleza impulsiva les provoca mayor atracción a la carne y el placer. Si te interesa el tema ¡Sigue leyendo! Qué estamos a punto de revelarte cuáles son los signos zodiacales más infieles, y qué es lo que los hacer ser así. Pero antes que pegues un grito en el cielo y te lances a reclamarle a tu novio, recuerda que hay fuertes excepciones, sobre todo cuando esos chicos están de verdad enamorados. La pregunta es ¿Cuánto te ama tu novio? Para que deje de atormentarte la duda, aquí están: estos son los signos zodiacales más infieles, y las razones por las q